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LOS PROYECTOS

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Metodología

"Así son las cosas, los nombres de los peces son enrevesados porque no parten de hechos consabidos: ¿quién duda que perro, gato o toro son enunciados con un contenido obvio? A nadie se le ocurre dudar de que las cosas son así y con ello basta. Pero si vamos a una lonja de pescadores tendremos que explicar el porqué de esas voces o de otro centenar que podría ir aduciendo. Pero unas veces será el aspecto externo o el ruido sentido o la metáfora poéticamente surgida para que aquel ser virginalmente hallado se adhiera a una realidad que ya queda trasplantada a un mundo que no le pertenecía. Porque el hombre ve u oye, pero ve y oye según sus circunstancias o según la sorpresa que amaga."

Manuel Alvar López
1999

Alvar empleaba láminas en sus encuestas léxicas. Láminas que, al menos las que aparecen en su magnífico ALEA, o Atlas Lingüístico y Etnológico de Andalucía, consistían principalmente en dibujos esquemáticos y siluetas de las especies. A este respecto, en su LMP o Léxico de los marineros peninsulares, decía que “El procedimiento no es infalible”. Y tenía razón, porque muchas de las confusiones que él recoge se deben a la poca claridad de las imágenes presentadas a sus informantes en las encuestas.

El ideal de la encuesta lingüística es hacerla con el señalamiento de los ejemplares frescos de las especies delante del informador, es decir, deícticamente. Sin duda, muchas de las confusiones registradas en las encuestas, tanto en estos trabajos precedentes como en ICTIOTERM, se habrían evitado. Esta sería la situación óptima para lograr unos resultados casi perfectos. Casi; porque incluso en las mejores condiciones, muchos informantes darían nombres confundidos a las especies parecidas, o dirían “lo mismo”, o “todo es lo mismo”, o “la misma especie”, como hemos comprobado repetidamente.

Pero, ¿cuánto tiempo, infraestructuras, dinero, recursos humanos y esfuerzo costaría obtener una colección de ejemplares frescos de las 358 especies aquí manejadas para llevarlos de un puerto a otro incontables veces y hacer encuestas deícticas en 35 puertos pesqueros diseminados en los más de 800 km de costa andaluza?

Por eso en ICTIOTERM hemos optado por el empleo de fotografías para la obtención de los nombres vernáculos de las especies, el método más barato y eficaz. Sin embargo, autores contemporáneos anónimos siguen abogando por el empleo de láminas, porque “la metodología de la encuesta lingüística ha desechado la fotografía como material de apoyo, ya que distrae la atención del informante mientras que el dibujo resalta los caracteres más importantes e identificativos” (comunicación personal en informe interno, 2009).

Dos preguntas similares a la anterior surgen al hilo de esta cuestión: ¿Qué láminas emplear, las de Alvar? ¿Las de los maravillosos dibujantes naturalistas del siglo XVIII diseminadas en decenas de obras imposibles de obtener en un plazo razonable y que no abarcan a todas las especies? ¿Cuánto tiempo y, sobre todo, cuánto dinero, costaría hoy que un ilustrador profesional hiperrealista –que los hay, y muy buenos- realizara un álbum de imágenes fiables de todas las especies para enseñar a los informantes?

Nuestras fotografías, originales, tomadas por nosotros (no de libros ni de Internet), hechas ex profeso y siempre sobre ejemplares frescos, apoyadas en la correcta identificación de las especies de manera que no haya dudas en la asociación "cosa y nombre de la cosa", es decir, “imagen de la especie y su correspondiente nombre científico”, cumplen perfectamente este objetivo, porque son la mejor aproximación a la realidad que puede obtenerse ante la imposibilidad de hacer un señalamiento global de tantas especies, en tantos puertos y por tantos informantes como los que aquí han intervenido. Con este método, los informantes reconocen sin dificultad a la mayoría de las especies, y si se confunden es porque no la han visto nunca, o porque no recuerdan su nombre en ese momento, o porque son muy parecidas.

Los nombres vernáculos que presentamos como resultado de los dos Proyectos de Investigación llevados a cabo están obtenidos de primera mano, en fuentes directas, es decir, a informantes cualificados del sector pesquero. Pero de fuentes directas consultadas in situ, mediante encuestas realizadas persona a persona, no con un formulario enviado a los informantes por correo o por Internet, ni por videoconferencia ni por ningún otro método de los muchos que pueden emplearse hoy día con la variada tecnología electrónica disponible.

En este sentido, en el informe interno antes mencionado se hablaba de que “no se debe efectuar la encuesta sino a un informante cada vez, pues de lo contrario se suscitan discusiones que la alargan y entorpecen y da lugar a correcciones de datos bien expuestos y que la espontaneidad hace que aparezcan en primer lugar”. Así han sido la mayoría de nuestras encuestas, a un informante cada vez. Sin embargo, no hemos desaprovechado la oportunidad de entrevistar conjuntamente a dos, tres o cuatro buenos informantes. Y mereció la pena, pues ellos se sentían más relajados y confiados por la proximidad de sus compañeros; el contraste de opiniones producía materiales léxicos valiosos, seguros y difíciles de obtener en otras condiciones; la duración de la encuesta no importaba porque se creaba un ambiente favorable y espontáneo; y las correcciones, precisamente, nos llevaban al final a resultados más satisfactorios. No importa la duración de la encuesta: los investigadores están allí para eso, para extraer la sabiduría ictionímica de los marineros a cambio solo de tiempo, que, en muchos casos, eso es lo que ellos necesitan, tiempo, para que alguien les escuche todo lo que saben de pescados y sus vivencias con las especies.

Catálogo Fotográfico de las Especies

Como proceso previo a la realización de las encuestas fue necesario elaborar un Catálogo Fotográfico de las Especies, que requirió dar los siguientes pasos:

  1. Elaborar un inventario de las especies de interés comercial presentes en las lonjas pesqueras y mercados municipales de las 35 localidades andaluzas del área sociolingüística estudiada. Igualmente, se inventariaron todas las especies sin valor económico que observamos, acompañantes de las anteriores y que se desechan o tienen un consumo restringido al ámbito particular de los marineros. Con ello creamos el más completo catálogo iconográfico utilizado hasta ahora en la ictionimia andaluza, con el valor añadido de estar compuesto por imágenes originales, conscientes de la importancia que tiene facilitar a los informantes el señalamiento de las especies con imágenes fieles a lo que ellos están acostumbrados a ver en las lonjas.
  2. Tomar fotografías originales, nuestras, de todas estas especies y sobre ejemplares frescos. Tomamos dos tipos de fotografías: uno, de ejemplares por separado, para recoger en lo posible sus características morfológicas externas (forma, tamaño, número de aletas, coloración, ocelos, etc.), y dos, de ejemplares en las cajas de transporte y exposición para la venta en las lonjas y en los mercados. La finalidad de este segundo tipo de fotografías era ayudar a los informantes a reconocer las especies de una manera más aproximada a como ellos están acostumbrados a verlas.
  3. Editar un catálogo de especies con estas fotografías, consistente en una presentación de 354 diapositivas, una por cada especie, en formato Power Point. Cada diapositiva estaba numerada y se componía de una imagen del ejemplar aislado y otra (u otras) de los ejemplares en las lonjas o en los mercados. En total, 899 fotografías componían esta presentación. En algunas especies de peces, cuyos estados juveniles son muy diferentes a los adultos y pueden recibir distintos nombres o prestarse a confusión, se incluyó también una foto del juvenil. En las diapositivas no aparecía ninguna indicación que pudiera orientar al informante acerca del nombre vernáculo de la especie en cuestión.

Las especies se presentaron distribuidas en cuatro grupos consecutivos y por este orden: peces cartilaginosos, peces óseos, moluscos, crustáceos, equinodermos y cnidarios.

Elección de los informantes

La búsqueda y selección de informantes cualificados comenzó ya durante la fase de trabajos de campo para inventariado y fotografiado de las especies en lonjas y mercados. Preguntábamos por “patrones expertos, con muchos años en la mar, que sepan muchos nombres de pescados”. Nuestra presencia continuada en las lonjas durante la descarga y subasta de la pesca, indagando por los puertos y preguntando en los barcos o a los rederos fue lo que mejores resultados dio. A través de conversaciones con unos y con otros, explicándoles nuestro interés por los ictiónimos y, sobre todo, haciéndoles ver que este interés era meramente científico, así como que su colaboración en los Proyectos sería reconocida publicando sus nombres en ICTIOTERM, poco a poco fuimos conociendo a más y más personas que consideramos ajustadas al perfil requerido y a otras que nos pusieron en contacto con algunas que podrían servirnos de informantes.

Esta tarea fue laboriosa, dada la considerable extensión de la franja costera a cubrir, y no fue siempre fácil ni exenta de dificultades, sobre todo en los puertos del Mediterráneo andaluz, donde éramos unos desconocidos. En muchos casos hubo que romper fuertes barreras de desconfianza, soportar caras largas y plantones, adaptarnos a cualquier horario, hacer cientos de kilómetros de idas y venidas en nuestra inquebrantable insistencia por conseguir la información de una manera desinteresada por parte de los informantes. Solo en dos casos encontramos obstáculos insalvables y el “no” irrevocable como respuesta.

Cabe destacar las reticencias de algunos buenos informantes a ser encuestados, alegando disponer de muy poco tiempo para la realización de la encuesta y que esta debía hacerse con rapidez. No obstante, hay decir que también pese a estas premuras, una vez que los informantes se percataban de la materia sobre la que les interrogábamos, se relajaban, disfrutaban demostrando sus conocimientos y, curiosamente, se olvidaban de sus prisas iniciales. Un aspecto reseñable en este sentido es el hecho de haber obtenido los apodos de una amplia mayoría (63%) de los informantes entrevistados, lo que puede dar idea del buen ambiente de cordialidad y confianza en el que luego se desarrollaron las encuestas. Y no conseguimos los apodos de todos por timidez de nuestra parte, unas veces, y otras por olvido de preguntarlos.

En cuanto al perfil de los informantes seleccionados, prácticamente la totalidad eran nativos de las localidades donde se realizaron las encuestas. Solo algunos procedían de localidades próximas y dos nacieron en otras provincias distintas pero estaban afincados desde muy pequeños en la localidad en cuestión. Igualmente, los padres de estos informantes también procedían en su mayoría de las localidades estudiadas.

Los informantes elegidos han sido siempre miembros cualificados del sector pesquero andaluz, profesionales experimentados, sobre todo patrones de pesca, pero también marineros, encargados de lonjas, armadores, exportadores de pescado, pescaderos, catadores de corrales de pesca, capataces de esteros y algunos pescadores deportivos. En cuanto a los pescaderos, pusimos especial empeño en entrevistar en cada localidad a un pescadero “antiguo”, ya que estos profesionales, muchos de ellos pescadores en su juventud, suelen tener un amplio conocimiento de las especies marinas, porque manejan y observan prácticamente la totalidad de las que entran en las lonjas o se venden en los mercados. Y, en efecto, este conocimiento ha resultado ser superior al del común de los pescadores, generalmente centrados en la captura de un reducido grupo de especies.

Por otra parte, respecto a la situación laboral de los informantes, hay que resaltar que el 71% se encontraban en activo, el 27% estaban jubilados, y el 2% retirados temporalmente de la actividad pesquera.

La edad media de los informantes entrevistados fue 57,8 años, distribuida entre 30 y 86 años. El 80% de los ellos se ajustaba a nuestro perfil preestablecido, es decir, una edad comprendida entre 45 y 69 años. En el 20 % restante hubo informantes mayores y menores de esas edades porque no quisimos desaprovechar la ocasión de entrevistar a algunos de los que habíamos obtenido muy buenas referencias, aunque se salieran de esta norma. Y mereció la pena, pues, unos por sus muchos años en la mar y los otros por el enorme interés que nos demostraron por su trabajo, resultaron ser muy buenos informantes.

En cuanto a su experiencia, medida en años de profesión (otro de nuestros requisitos para entrevistarlos), osciló entre 14 y 70 años, con un valor medio de 44,1 años, lo que equivale, según sus palabras, a “toda la vida”, o a haber “nacido con un anzuelo en las manos”, expresiones que puede ser válidas tanto para los mayores como para los jóvenes, pues muchos de ellos han seguido la tradición familiar y empezaron a trabajar en la pesca cuando tenían en torno a 10 años de edad, sobre todo los más mayores.

En relación con el tipo de pesca que practican o han practicado, los informantes elegidos representan casi al completo el amplio espectro de modalidades utilizadas en Andalucía (arrastre, palangre, trasmallo, cerco, nasas, rastros, almadraba, atunero).

En total entrevistamos a 216 informantes.

Realización de las encuestas

Cada una de las 133 encuestas realizadas consistió, básicamente, en:

  1. recoger los datos personales del informante,
  2. mostrar al informante, con el ordenador portátil, una presentación de las 354 especies seleccionadas,
  3. ir anotando en un estadillo al efecto los nombres que el informante va diciendo de cada especie, así como los comentarios que le suscitan,
  4. grabar el sonido de la conversación, y
  5. crear, lo antes posible, en las pocas horas siguientes a la encuesta, y con la ayuda de la grabación de sonido, el archivo informático correspondiente, una tabla Excel con los datos pasados a limpio: listado de nombres científicos de las especies y nombres vernáculos recogidos para cada una de ellas.

La presentación, en formato Power Point, construida con nuestras fotos originales, estaba compuesta por 354 diapositivas. Cada una de ellas contenía: 1) número de orden, 2) una foto de un ejemplar de la especie colocado en la mejor posición posible para mostrar sus principales caracteres morfológicos distintivos, y 3) una o dos fotos de conjunto de la especie en las cajas de las lonjas o en los expositores de los mercados.

Las encuestas se hicieron en el día, hora y lugar elegidos por los informantes, la mayoría de las veces concertados con uno o dos días de antelación. En cuanto al día de la encuesta, lo más frecuente es que las realizásemos en día laborable, si bien dos de ellas las hicimos en sábado y dos en domingo. Respecto a la hora, no existió ninguna pauta: lo mismo se hicieron por la mañana, que a mediodía, que por la tarde o por la noche, adaptándonos siempre a la conveniencia de los informantes. Finalmente y en el mismo sentido, el lugar de la encuesta fue variado, con el único requisito por nuestra parte de disponer de una toma de corriente para el ordenador. Así, las encuestas se hicieron en los siguientes escenarios:

Cafeterías50
Casetas y almacenes de los puertos pesqueros33
Oficinas de Lonjas y Cofradías de pescadores29
Domicilio de los informantes12
Pescaderías de los mercados municipales6
Puentes de barcos pesqueros3
Total Encuestas133

La duración media de las encuestas fue de 67,2 minutos, con un mínimo de 45 minutos y un máximo de 150 minutos, en función, entre otros factores, del conocimiento certero de la mayoría de las especies, con lo cual las 354 diapositivas se pasan a buen ritmo, o el grado de relajación o comodidad del informante durante la encuesta, que propicia numerosos comentarios y anécdotas sobre muchas especies, o la vuelta atrás y delante de la presentación para comparar las imágenes.

El número medio de informantes entrevistados en cada encuesta fue de 1,4, con un mínimo de 1 y un máximo de 4 inf./encuesta. Si las circunstancias propiciaban una encuesta a dos o más informantes simultáneamente, no desaprovechábamos la oportunidad de encuestarlos a juntos. Y mereció la pena, porque se suscitaban aclaraciones y comentarios muy valiosos sobre el léxico ictionímico, difíciles de obtener si no hay contraste de pareceres y experiencias.

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