El sintagma pez bote está compuesto del núcleo pez y el adyacente bote. Bote es una forma alterada de pote, tomado del catalán pot 'bote, tarro' o del francés pot 'bote, tarro, puchero' (Corominas y Pascual, 1980). La apariencia abombada de Mola mola hace que el informante lo asocie a un bote. Realmente se trata de un pez con una gran flotabilidad. Estos animales se ven en la superficie marina arrastrados por la corriente. Dicha información la obtuvimos de boca de los pescadores y la ratifica Barriuso (1986: 86) cuando afirma que "aparece con frecuencia, dejándose llevar por la corriente, e incluso lo ven dormir de lado dentro del agua".
En ningún diccionario actual se encuentra esta palabra asociada a un pez. En diacronía, la primera obra lexicográfica que da fe de su existencia en el Mediterráneo es Palmireno, obra del siglo XVI, donde aparece la voz francesa bout para designar a Mola mola, sin duda, término emparentado con el nuestro. Fernández-Sevilla (1977: 155), que es quien estudia este vocabulario, no encuentra documentación actual que pruebe la existencia de esta voz. Posteriormente, Pensado (1982: 209) lo incluye en el listado de voces del siglo XVIII propio del atlántico andaluz, en este se identifica con el boto 'delfín' portugués o con el bot valenciano y catalán, que se aplica a Balistes carolinensis (= Balistes capriscus) o pez puerco. Aplicado a nuestra especie, se registra bajo la forma bot en los diccionarios catalanes consultados.
En definitiva, creemos que hablamos de un término francés que pasa a la costa mediterránea (veáse el Léxico de los marineros peninsulares, mapa 720) y llega a Andalucía por el Oriente, como vemos en la muestra que encontramos de este término en Almería, Atlas lingüístico y etnográfico de Andalucía: Al 404. Posteriormente, pescadores levantinos asentados en El Puerto de Santa María y Cádiz extenderían entre los marineros esta particular forma de denominar a Mola mola.