Deriva de la voz latina AQUǏLA. Esta forma es considerada por Corominas y Pascual (1980) como un semicultismo, ya que se conserva en todas las lenguas romances con escasos cambios fonéticos. Según estos autores, esta evolución tiene su explicación en la rareza de la especie y la tradición literaria de las águilas romanas.
La asociación del nombre de un animal terrestre a una especie marina es muy común en el ámbito de la ictionimia. El procedimiento para la denominación de un animal marino con el nombre de un animal terrestre tiene el siguiente orden:
- Descubrimiento de una especie marina nueva.
- Búsqueda de un nombre.
- Identificación de las características externas o internas del animal marino con las del animal terrestre.
- Comparación: 'este pez parece un X', para posteriormente denominarlo metafóricamente: 'este pez es un X'.
En el caso de Myliobatis aquila, es evidente la identificación de esta especie con un águila terrestre por la semejanza de las grandes aletas pectorales con las alas del ave. No obstante, en esta ocasión la escasez de respuestas obtenidas para esta especie como águila (4,2 %) y la poca documentación escrita, en la que aparece esta voz desde el siglo XV (Corominas y Pascual, 1980), nos hace sospechar que esta denominación es una transferencia de la forma latina utilizada en la taxonomía científica. No es raro este tipo de transferencia y se observa con cierta frecuencia entre los informantes.